Mi primera recomendación es Noches de adrenalina (1981), de Carmen Ollé. Noches de adrenalina es un libro que me conmocionó desde la primera vez que lo leí. El paso del tiempo no le ha quitado su capacidad subversiva y de revuelta poética. El poemario cuestiona el lugar del sujeto femenino en la historia de Occidente. Se trata de un libro que ahonda en temas tabú ligados al ser mujer, como su exclusión de la cultura, el envejecimiento y la sexualidad. Sus referentes son librescos, pero también vivenciales: Bataille, Marx, Plath, Lispector, Lou Andreas-Salomé, entre otrxs, y las pequeñas militantes que interrumpían las aburridas clases de la universidad: Elsa, Margarita y Sira. El flujo del texto se ve interrumpido por la cita, la fragmentación y el recuerdo (de Lima a París y viceversa/de la adolescencia a la adultez/de la intelectualidad al trabajo manual), lo que le da una densidad y un ritmo pocas veces visto en la poesía peruana. La «lírica verde de bella subdesarrollada» es la conciencia de una nueva forma de escritura que desafía su lugar dentro de la tradición. Hay que añadir a ello el trabajo de Ollé en sus libros ligados a la experiencia de París, como Una muchacha bajo su paraguas, escrito en prosa experimental, y Por qué hacen tanto ruido, que aborda su regreso al Perú. En esta trilogía, uno puede encontrar la pulsión y el nervio de una escritora arrojada y singular.
Otro libro que quiero recomendar es El baile (1930), de Irène Némirovsky, escritora francesa de origen judío-ucraniano (nacida en el imperio ruso) que vivió el exilio en París. Si Ollé se centra en la vida de una sudamericana en el París de finales del siglo XX, Némirovsky lo hace en una ciudad luz esplendorosa, el París de los años treinta, con los amores y las decepciones de una clase adinerada. El baile es un texto corto, condensado, pero minucioso y con mucha fuerza. El centro de la novela es el conflicto madre-hija. La señora Kampf convoca a un baile, que será el evento que le dará el reconocimiento de la alta sociedad parisina.


La novela presenta al personaje de la madre como un sujeto egoísta, vanidoso y superficial. Su hija, una adolescente que cumplirá los 15 años, es vista por su madre como una competencia peligrosa, por su juventud y belleza. Esos desencuentros, la falta de afecto por la hija y un esposo con dinero, pero poco carácter, completan un cuadro singular y explosivo pocas veces abordado desde la literatura. La protagonista de la historia es la hija, quien discurrirá –a través de sus pensamientos– en los sentimientos y emociones que la embargan tanto desde su propio deseo adolescente como debido a la decepción generada por la frialdad de la madre, por lo que elucubrará también su propia venganza. La novela explora la decepción, el dolor y la rivalidad entre estas dos mujeres en una ciudad que muestra el cambio de una aristocracia sin dinero frente a una burguesía rica, pero poco educada. Un libro que muestra con maestría cómo, en pocas páginas, se puede ahondar en la psicología de los personajes.